Hoy fue uno de esos días raros. Como ya falta menos tiempo para finalizar mi estancia en el diario todo me comienza a dar igual, y no como reproche por no darme la oportunidad de quedarme indefinidamente, sino porque sin una responsabilidad de por medio me da lo mismo contestar el teléfono que no hacerlo. En la mañana no lo contesté porque no lo escuché, y si lo hubiera escuchado no sé si lo hubiera omitido. En fin. Tuve una mañana libre, me desperté al filo de las 11. Mis papás ya habían desayunado y me dijeron que fuera con mi hermano a probar las tortas de Chayo. Mi papá halagó el café, el jugo de naranja; mi mamá, las sincronizadas y la calidad de todo. Me consta que es buena la comida de la señora. Me desperté leyendo una historia sobre tecnología, que la convención más importante de tecnología estaría en Las Vegas. Traté de buscar un pero y lo encontré. En el camino al negocio de Chayo le conté a mi hermano la obtusa concepción que tenemos sobre la tecnología. Hablé de ...
Un espacio donde pongo todo aquello que escribo bajo el único criterio de relajarme. Encontrarás literatura, opinión o asuntos que no comprenderás, porque ni yo mismo a veces me entiendo.