La vida es difícil, muy difícil. Caemos sobre duro cuando quisiéramos caer en blando. No se elige la cuna, mucho menos la mortaja. Todo sería más fácil si supiéramos a dónde vamos a vivir, cómo, con quién y durante cuánto. También se viviría fácil si supiéramos el modo, tiempo y lugar de nuestra muerte. Los más obtusos vivirían con miedo, los más dotados se lanzarían a tomar cada fruto de la desdicha y de la gloria como algo pasajero y disfrutable, porque sabrían que todo va a terminar tarde que temprano, pero no es así. La vida y la muerte son impredecibles. Por fin salía del hospital después de largos meses sobre la porquería de colchón. Había abandonado la cama quince con la misma ayuda con la que llegó: su hija como muleta que le ayudaba a incorporarse, ya no sobre las dos piernas, sino sobre una, la que pudo salvar el doctor. Salió con menos fuerzas que cada mes el hospital le iba arrebatando; salió con la espalda destrozada por las llagas de la espalda que le causó el com...
Un espacio donde pongo todo aquello que escribo bajo el único criterio de relajarme. Encontrarás literatura, opinión o asuntos que no comprenderás, porque ni yo mismo a veces me entiendo.