La Jefa había llegado hace pocos meses al puesto. Las primeras semanas nadie las olvidará por su actitud recta y disciplinada, que llevó durante todas las horas de entrada y salida. Antes de ella pocos cubrían la posición con semejante puntualidad. Su turno comenzaba a la hora en punto del cambio de turno y terminaba con la misma precisión. Sin mediar palabra con su relevo, abandonaba el lugar sin esperarlo. La falta de responsabilidad sería de él, solía decir. Aunque no tenía ningún tipo de autoridad sobre los cobradores, pero las miradas que soltaba, a quienes llegaban tarde, bastaron para sincronizar a toda el área. Pronto, esos accesos fueron los más eficientes y rápidos. Aunque aquella puntualidad era admirable, su capacidad de observación era todavía superior. Siempre permanecía alerta y mirando de reojo a los autos que entraban y salían por la garita. Caminaba de un extremo a otro como una pantera que acechaba a sus presas. Los conductores la miraban con un gesto serio ante el...
Un espacio donde pongo todo aquello que escribo bajo el único criterio de relajarme. Encontrarás literatura, opinión o asuntos que no comprenderás, porque ni yo mismo a veces me entiendo.