"¿Qué tienes? Te queremos mucho". Recuerdo esas palabras con mucha nitidez. Estaba sentado en la orilla de la cama y mi mamá a un lado, abrazándome - un gesto inusitado dado el carácter y comportamiento normal de mi mamá -. Podía leer su angustia y confusión. Yo no podía dejar de rascarme. Todo mi abdomen estaba invadido por pequeños granos irregulares, algunos parecidos a manchas de pintura se extendían por todo mi vientre, alcanzaban mi espalda, eran rojos. Y aunque no daban mucha comezón, sí me incomodaban, sobre todo a mis papás. Fiel a mi exhibicionismo, levantaba mi playera y les pedía que miraran. "¿Qué te pasó? ¿Qué comiste?" me decían con sorpresa más que alarma. Mi mamá preparaba una base hecha de Maizena y agua. Observaban mi panza, revisaban y formulaban hipótesis. Me pedían que me quedara con ellos un momento más para ver si evolucionaba de manera favorable. Acariciaban mi estómago, en alguna ocasión con un trapo húmedo trataron de controlar la ...
Un espacio donde pongo todo aquello que escribo bajo el único criterio de relajarme. Encontrarás literatura, opinión o asuntos que no comprenderás, porque ni yo mismo a veces me entiendo.