domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Cuánto hago por los demás?

No soy lo que parece:

Cuando me preguntan sobre mis defectos rápidamente señalo que es mi egoísmo una característica que quisiera borrar o hacerla menos notoria. Tal aseveración tiene cierto sustento, me gusta pensar en mí, actúo bajo mis perspectiva de la vida sin importarme si ello terminará por afectar a un tercero; me paso el tiempo satisfaciendo mis necesidades.. pero luego me pregunto ¿No caso eso hacemos todos? Conozco a poquísimas personas que andan por el mundo extendiendo su mano para ayudar, conozco aún menos personas que se pondrían en el lugar de alguien para aceptar un irremediable golpe.

Todo eso me hace pensar si realmente soy alguien egoísta. Últimamente he pensado que no. Si así fuese no me preocuparía tanto. Me he dado cuenta que soy una persona ansiosa que se preocupa por el porvenir, aunque no por ello me siento impulsado a hacer algo al respecto para cambiarlo según convenga. Digamos que meto arena a mis calzoncillos corro por ahí hasta irritarme las nalgas y como solución final espero que salga por sí sola. Me incomodo, pero me da igual. Entonces ¿Qué es peor mi conformismo o mi ansiedad por el porvenir? Es una pelea infructuosa.

Desde ese punto de vista, la apatía viene precedida por mi búsqueda de la satisfacción personal. Soy un sujeto que disfruta la quietud del entorno, que ama observar un paraje estático o cómo el caos engulle el perímetro. Ahí está la raíz de mi inactividad, quiero ver, pero no quiero participar.

Después surge la ansiedad que describí antes. Quiero imponer mi estrategia sobre el tablero, quiero hacer y proponer cosas, moverme con agilidad frente a todos. Espero, no ser reconocido ni recibir honores, pero ser consecuente con la lógica que todos persiguen. No quiero quedarme atrás, quiero pertenecer al flujo de voluntades y planificaciones generales. Deseo alcanzar las mismas metas que deberíamos alcanzar. ¿Estoy hecho para eso? ¿Es realmente lo que quiero?

Eso no lo puedo responder y si más pienso en ello, he llegado a pensar, estaría perdiendo el tiempo en cuestiones fundamentales ¿Cuáles? No sé. Es de risa, lo sé. Darle tantas vueltas a los asuntos. En los últimos meses he adoptado un pragmatismo inusual en mi. Ya les contaré qué sale...

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