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Entradas

Mostrando entradas de enero, 2013

Una entrada importante - De hace mucho tiempo -

Copio y pego algo que escribí hace muchos años. Sólo como documento. Fue un 28 de Enero de 2009 Luz y Sombra. Siguiendo - tengo que decir que siempre me parecía una pérdida de tiempo - la cadenita acerca de 16 cosas interesantes que me gustan hacer, intentaré colocar 16 puntos. 1- Me llamo César, pero mis amigos me dicen Chícharo. Nací un 15 de Septiembre de 1989. 2- Soy un enamorado del conocimiento, mientras más puedo saber de las cosas mejor es para mi. 3- Me encanta platicar con la gente. Pareciera que tengo dos personalidades (como mi foto en la luz y sombra); algunas veces no tengo el mínimo interés por la gente, y en otros casos quiero preguntar, comentar, enseñar y relacionarme con la gente. 4- Me encanta mi país y la gente que me rodea, nunca me iría a "vivir" a otro país, empero, quisiera conocer Japón, Pakistán, India, Argentina y Brasil. 5- Algo que puedo odiar es la hipocresía: Detesto a esas personas que te extienden la mano con falsedad y cinis...

Piquitos

Ya le puse el título desde temprano. Tenía la idea bien pensada y sintiéndola en las yemas de los dedos, pero me daba miedo escribirla. No quería tocar las teclas hasta entrada la noche, las nueve exactamente, cuando por alguna razón o imaginariamente se calma esa sensación eléctrica. No quiero que me pase, porque si sucede una vez nada me asegura que no pase nuevamente. La última vez fue ayer y traía poliester y algodón. No podía tocarla porque si no me iba a irritar y la iba a irritar con mis quejas y muecas. Más de una vez la empuje sin que pasara nada salvo la sorpresa en su rostro, esa cara de leve intolerancia hacia mis locuras, que no son locuras, es real, pasa con una frecuencia inciertamente desesperante. Las primeras veces deduje que era el champú, lo cambié durante varias semanas esperando frenar el problema, pero sucedía inesperadamente cuando intentaba ver la televisión. Por varias semanas suspendí cualquier champú, adiós a los enjuagues también. T...

Crónica costera II

Abrí los ojos cuando ya estábamos inmersos en la sierra de Guerrero. El sol estaba preparándose para caer perpendicular; apreté los párpados buscando que se esfumara la resaca tan sólo un poco. Recuerdé haber dormido una hora en mi cama, al instante, mi mamá pidiéndome arreglar todo en mi maleta. Me bañé con tanta agua caliente esperando diluir un poco el efecto del alcohol, no sucedió y tuve que dejar caer un chorro helado. Cerré los ojos cuando el sol ni siquiera sonreía; me acomodé en una posición suficientemente incómoda para la nalga izquierda. El dolor fue lo que me despertó cuando cruzábamos la soberbia zona de cerros. Imperecederos, todos. Metáfora y refrán son los cerros; la misma piel milenaria desde que era niño, pero más vieja la de mi padre y madre. En el auto faltaba mi hermano mayor. El pequeño con cara de hartazgo.  El dejo de alcohol seguía por toda mi boca, deseaba cambiar de sabor, hidratarme un poco, mirar mi cabello y ori...

Crónica costera I

Había regresado a las tres de la mañana de una fiesta improvisada, de esas que sacan lo mejor de un borracho porque hacen que dude de toda responsabilidad y moderación. La vista de aquel departamento era esplendorosa, urbana, con un volcán jubilado al sur y los puentes de cemento a la izquierda; una gasolinera a las faldas del edificio y el oxxo atestado de borrachos que eran atendidos por un travestido super falso. El apartamento demasiado sencillo y austero para toda la exageración sobre seguridad que montaron en la entrada y el elevador. Seudo guardias cuchicheando frente a un panel repleto de imágenes de cámaras de seguridad; una tabla llena de tarjetas para visitantes e inquilinos, sólo con la tarjeta es posible activar el elevador, si no, tienes que ascender por las escaleras. Definitivamente un sitio con otra atmósfera. No es un conglomerado donde se escuche el partido de futbol a todo volumen, la borrachera masiva de viernes por la noche o los jadeos de dos o ...

Proyectos

Definitivamente aplica muy bien la corriente naturalista de la psicología de Kantor en mis hábitos de escritura. Según él tengo ya una manera bien definida, aprendida, de "interactuar" con el teclado o PC en este caso. Escribo más cuando se supone no debería escribir y escribo nada cuando tengo la intención de llenar una cuartilla. Archivé en Drive de Google mis documentos con la intención de coleccionar lo mejor como lo peor de mis letras, a la fecha, no crece como yo quisiera. Únicamente sirve para observar la baja frecuencia con la que me siento a teclear: "Última modificación de la carpeta o archivo - Hace un mes". En esos meses deprimentes, literariamente hablando, he leído y amasado ideas grandisímas de las cuales he imaginado castillos de prosa. Todo se reduce a nada. Se hace nada porque espero hacerlo todo en un tiempo indefinido, haciendo prospectiva. La realidad es que mi escritura es fluida como una gota sobre un cristal; no es abundante, pero me sa...