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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Nervios

"Cuenta hasta diez" me dijo el doctor. Me veía directo a las pupilas, esperando que se dilataran o se contrajeran, algo así, pues no sé de anestesiología. Conté hasta tres y no más. Desperté con una sonda, oxígeno y un suero mal colocado. El líquido no descendía en gotas perfectas, sino un chorro ligero, pero que alarmó a la enfermera apenas lo vió. "Dios mío, porque nadie lo ajustó" gritó sin que nadie prestara atención. Su alarma hizo voltear apenas al convaleciente de mi izquierda, no le importó, le habían amputado la pierna. Tampoco a mí me importó. No supe si era la cantidad de drogas que tenía dentro de mí o si realmente era irrelevante su gesto asustado. Me daba igual, no sentía nada, apenas si podía percibir un pestañeo. Tampoco sentía la lengua, la cual según es el músculo con mayor sensibilidad, alguna vez eso leí. No percibía el aroma característico de los hospitales, tampoco alcancé a distinguir las bolitas mojadas en alcohol. Para nada me alarmé, me se...

El diablo vestido de albañil

Toda la mañana se la pasó sobre el andamio para aventar la mezcla. La marquesina le estaba quedando excelente. El trabajo estaba casi concluido. Sólo quedaban detalles que el patrón le rogó concluyeran con toda pulcritud. Él nunca había dicho que no al trabajo, por pequeño que fuera lo iniciaba hasta entregarlo como si fuera una obra de arte. Lo que más disfrutaba era levantar paredes, había algo relajante en esa actividad. En su banquito pasaba horas aplicando la mezcla con fuerza para luego quitar las imperfecciones con manos de alfarero. Sus callos le permitían trabajar holgadamente sin quejas: el índice quitaba los restos de mezcla, con una sacudida de muñeca regresaba el exceso que colgaba sobre el dedo a la montaña de cemento; con el pulgar empujaba ligeramente un ladrillo salido; con el meñique chiflaba, lo acomodaba en forma de gancho entre los labios para llamar al patrón o a quien fuera. Nunca fue grosero ni déspota como muchos del gremio, nunca se robó material, de hecho, l...

La música me ayuda

Me ayuda a expresar aquella parte que nadie o muy pocos conocen. La música me ayuda a sentirme triste, me da paciencia para acabar con la melancolía. No soy de las personas que tienen una necesidad por contar todo, prefiero cerrar la boca y abrir muy bien los oídos. Me da calma la música, ella dice todo lo que quisiera y no puedo. Por eso admiro a los compositores más obscuros o solemnes. Son una parte íntima para saber lo que tengo y quiero ofrecer que no sea felicidad. ¡Viva Bach!

Mi máquina del tiempo

Ayer encontré mi máquina del tiempo Me pregunté a dónde ir, al principio, al medio o al fin ¿Viajar a donde te vi y omitir cuando te vi? Tampoco quiero verte desaparecer nada más por que sí Fuiste compañía cuando ni entender sabía ¿Ir más adelante? ¿Cuánto debo recorrer para encontrar el momento ideal? ¿Dónde cortar lo que mal empezó? No es fácil elegir porque lo duro no fue pelear, sino el final ¿Postergar el desenlace? ¡Nunca llegar al último día!, penśe Lo postergué, pero ya nada era igual Te amé de principio a fin, no se puede vivir al filo del remate Cuando acaba la noche tengo que regresar porque viene el final Me anticipé tres días atrás, pero sabía cómo termina Viajé tres años más, eras la persona que me cambió, pero tu ya no podías cambiar Nada podía hacer, el pasado me frustró  ¿Qué caso tiene el futuro si hoy no estás? Puede ser mejor, pero también peor No me interesa lo que pase mañana ...

¿Cómo escribo?

A veces pienso que me gustaría ser una gran escritor, al menos ser reconocido por un párrafo, o un línea de al menos, pero parece imposible por esto: - Para escribir necesito pender de la felicidad o la tristeza. No he logrado acercarme al teclado sin emociones, disciplinado, por la convicción de escribir. Escribo cuando alguien ha cacheteado mi ánimo, he escuchado una palabra de desaliento, he visto o vivido algo hermoso. - Escribo sin ritmo - debido a lo anterior -; a veces, puedo llenar veinte cuartillas, a veces no termino ni una oración. - Nunca reviso - otra vez por la misma razón del principio-, me como palabras, me valen algunas consonantes o vocales. No sé casi nada de ortografía ni gramática. Ni me esfuerzo por aprender. - Sé que en la noche me gusta escribir más, pero no lo hago diario. Por la misma razón de arriba. La noche tiene un encanto para mi, estoy relajado, pienso en todo lo que vi durante el día... pienso, pero no escribo. - Poca confianza. Inicio algo qu...

El señor misericordia

El equipo de audio era realmente bueno, una calidad inigualable para un taxi cualquiera, un Tsuru 2011 para ser precisos. Los acordes envolvían tal como subrayaban las especificaciones técnicas del equipo; el sonido se repartía de una manera tan agradable que quien sea que subiera a aquel taxi se sentía, sin broma, en contacto con el señor. La selección de música no podía ser más perfecta, baladas en español que extrañamente sumergían a cualquiera en una estado de paz; podía ir un obrero dispuesto a darse un lujo viajando en taxi o un apresurado gerente de ventas, y,  sin remedio cerraban los ojos dejándose dominar por la música. Te conozco señor, te puedo ver aunque estés disfrazado Tu cariño se siente a pesar de venir barbado Ahí estás señor siempre a mi lado, no importa si estoy empapado Caminemos juntos hasta el infinito mi rey amado Se trataba de una salsa muy bien orquestada, perfectamente ajustada al abrumador calor de la tarde. Desde el asiento trasero la ciud...

Figura con letras 1

Un día me dijeron que ya no debería querer Unos días antes me dijeron que debería querer Hoy me dicen que ya no tengo que querer Siempre me digo que debo de querer Me convenzo que ya no debo querer ¿Por qué ya no debería querer? No puedo dejar de querer Querer o no querer Te quiero