Un evento siempre es causado por bastantes variables, algunas comprobables, verificables, otras requieren un análisis más detallado porque no parecen evidentes a simple vista. Además siempre prevalece una idea general sobre el evento, luego se distorsiona y las interpretaciones son provechosas para todos y cada uno de los individuos involucrados y no.
El pasado primero de Diciembre Enrique Peña Nieto tomó posesión del poder ejecutivo. Lo que sucedió aquel día podría es un episodio histórico; una parte de la población salió a manifestarse en contra de él. En varias partes del país hubieron manifestaciones. Lo que se convirtió en noticia, más allá del protocolario recibimiento de la banda presidencial, fue la violencia que sorprendió a jóvenes y viejos. Por instantes la Ciudad de México fue escenario de incendios, escombros disparados en dirección a policías bancos y otros comercios. La reacción policíaca fue contundente y sin orden; en un vano esfuerzo por diseminar a los grupos agresores, avivaron la confrontación, pues capturaban personas sin método ni sistema de manera arbitraria. Con los grupos agresores, la policia, no intervino como esperarían todos. Hicieron caso omiso de algunos encapuchados o personas con latas y bombas molotov. Definitivamente se enardeció parte de la ciudadanía, porque ahora están siendo procesadas varias decenas de ciudadanos que fueron llevados a los ministerios públicos sin haber hecho nada, según cuentan y evidencian los videos y fotografías. Están tras las rejas boleros, amas de casa, estudiantes, turistas, etc...
Como es común inició la búsqueda de un culpable. Además un sin fin de interpretaciones inundan los medios de comunicación - no todos - y sobre todo la red. Los partidos políticos, desde luego, señalan culpables implícitamente, sin embargo, nadie asume un poco de responsabilidad. Existen posturas que califican como algo grandioso la intervención de la policia en tanto era vandalismo y saqueo - sí, fue -. Por otra parte un sector dirige su atención al abuso de autoridad que hubo a plena luz del día y documentada. La polarización no se hizo esperar. El discurso que culpa al PRI tomó vigor y se fortaleció; se especula la participación - del partido, que no algún político en particular - del Revolucionario Institucional en la organización de los disturbios; las memorias del porrismo y grupos de choque volvió a la charla sobre política. Nadie puede afirmarlo ni negarlo. Probablemente sí, sin embargo, la impunidad con la que parece actuaron no responde a una jugada política ni de represión; es decir, quienes hicieron los desmanes permanecen libres por otras razones más allá de una conspiración política. La finalidad de los grupos vandálicos es incierta dado que fue difusa, sin un objetivo claro, arbitraria,etc... Tal vez su intención era únicamente causar violencia porque sí. Lo que corresponde a la justicia es investigar el porqué.
Ya expuestas más o menos los hechos y las versiones que hay de cada uno me inclino a pensar en la siguiente hipótesis: Las personas detenidas y encarceladas no fueron procesadas jurídicamente para acallar la crítica que pudieron haber hecho; no fueron víctimas de una treta política, tampoco están tras las rejas por un garrotazo del nuevo gobierno federal. Están ahí por una policía inútil, carente de preparación sobre derechos humanos y procedimientos legales. Son una extensión preciosa de los gobiernos. Desafortunadamente la policia es uno de los últimos refugios en los que se alistan los desempleados o personas sin estudios; los requisitos son al menos la secundaria. En conjunto, es un cuerpo acrítico que estaría dispuesto golpear ciegamente, privar de todo derecho a cualquier individuo sin mayor reflexión sobre lo que implica su trabajo. Al final sólo están siguiendo órdenes. No obstante, son personas con la capacidad de discernir entre el peligro: definitivamente resultaba más sencillo apresar a una señora, señor o estudiante sin ninguna arma para defenderse que un tipo encapuchado, talvez, con una navaja, arma de fuego, botellas de vidrio etc... Porque la mayoría de las detenciones se hicieron de sujetos ajenas a las zonas de conflicto. Simplemente era más viable y fácil. Eso sin contar la posible remuneración que pudieran recibir por cada personas que presentaban al ministerio público.
Por ello, considero que la arbitrariedad de la policia resulta una cuestión de diseño institucional. Los responsables aquí son quienes se encargan del funcionamiento de la policia, su forma de actuar, la capacitación de los miembros, etc... Además están los encargados de procurar la justicia. Deben resolver caso por caso. Por supuesto, los políticos conocen las deficiencias policíacas y no dudarán en enviar un comando para golpear a diestra y siniestra; o bien, conocen la reacción ineficiente que tienen frente a grupos de choque. También se obtienen muchos bonos por generar violencia.
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