Ir al contenido principal

Los toqueteos de la ciencia

Esto que escribiré servirá para mi investigación y se sabrá un poco más de mi. Probablemente muera mañana o cualquier día dentro de 60 años - más o menos la esperanza de vida - y revisen esto para constatar qué fue de mi respecto a la ciencia. No he descubierto nada que otra persona lo haya hecho ya, o tal vez, ni siquiera me he dado cuenta. Tampoco tengo la certeza de cuándo descubrí la ciencia y todo lo que es e implica. Sé que nunca conocí a dios, ni a los espectros con los que pretendía mi hermano mayor asustarme, a pesar de haberles temido durante algunos meses. Menos se me erizaron los pelitos del antebrazo con historias de inframundos, resucitados o entes flotantes. Desde pequeño había en mi cierto escepticismo hacia los relatos de la gente, fueran fantásticos o tan simples como la historia de cómo se bebe licuado de mamey por la mañana. Creo que ahí se formó un filtro donde las misas dominicales, las encomiendas a dios de mis padres, la brujería de mi tía, los amuletos regalados, sólo fueron simplezas para mi. Sí contenían una rayita de credibilidad porque a fin de cuentas lo decía mi madre o mi padre (el principio de autoridad). Con el paso de los años las cosas se iban ensanchando más y más. Experimenté el gusto por las matemáticas, luego se vio frustrado por mi indisciplina y profesores, debo decirlo, mediocres. 

En la adolescencia mis calificaciones bajaron hasta puntos críticos. Definitivamente: un estudiante corriente. Las calificaciones nunca me interesaron, las revistas sí. La primera vez fue en la peluquería. Cada domingo, cuando el cabello ya estaba muy crecido, me sentaba en esos sillones frente al gran espejo. Toda la papelería a la derecha: revistas de moda, periódicos de años pasados, periodismo de espectáculos y una Readers Digest y una Muy Interesante. La segunda, más que la primera, hizo que dejara pasar a dos señores más, se cortaron el cabello y casi estaba por terminar la revista. Aquel número hablaba sobre los agujeros negros o un tema similar. En ese instante no pude imaginar que estaba leyendo sobre ciencia. Aquel adolescente era incapaz de definir una de las actividades más espectaculares ever!! Simplemente recorría todos los párrafos asumiendo con honestidad la ignorancia sobre muchos temas. Más concentrado que en las aulas de la SEP. Si hoy lo pienso, la ciencia de las revistas me atrapó porque era algo distinto, grandioso, no retazos de información como las clases de química o física. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comida de recuerdo

Y ahora que estoy un poco más lejos, de tiempo y lugar, cómo extraño comer con mi madre. A veces solo extraño la comida, a veces el silencio y a veces la compañía. A veces extraño las tres: una comida deliciosa, una plática larga sobre cualquier tema o un enorme silencio que tranquiliza y ayuda a sopesar mejor las ideas. Mi madre nunca fue una gran conversadora, en el sentido de abrir la charla, profundizarla, narrar grandes historias o acompañar la sopa con hazañas imborrables. A veces solo nos mirábamos, y ella tan silenciosa como yo. Solo el sonido de las cucharas chocando la porcelana y el gorgoteo de la jarra sirviendo agua de fruta. Las burbujas del agua hirviendo para el café o el té de manzanilla. Y también el canto de los pajaritos que nos espiaban desde la ventana, como queriendo escuchar lo que decíamos. Pero no decíamos nada. Solo estábamos concentrados en saborear la comida, y tal vez en planear nuestro día. Porque, aunque mi madre no decía mucho, yo sabía que pensa...

El lugar del miedo y la ambición

Durante los últimos meses ha sucedido algo extraño en mi forma de pensar y se ha reflejado en lo que es este blog y en la idea sobre la que fue concebido. Con un poco de decepción pienso que mi impulso literario ha desaparecido. Las historias que tenía en mi cabeza y que quería redactar en este sitio, de pronto dejaron de ocupar espacio en mi cerebro. Fue un secado creativo, un drenado de literatura. Ya no leo ficción, ya no me obsesiono con personajes y formas de narrar una historia. No busco buenos reportajes, ni las plumas más destacadas en los medios de comunicación me interesa. Ignoro los mails que me mandan las editoriales y mi biblioteca apenas si ha crecido con nuevas adquisiciones de cuentos, novelas, ensayos e incluso ciencia.  Todo ha sido, poniéndolo en términos informáticos, como un formateo. Se borraron mis viejas programaciones y fueron instalados otros programas que me llenaron de nuevos conceptos y formas de ver el mundo. Y esto no es una queja, es una especie de n...

Espiral 1

 Desde la óptica de sus padres, se le dio todo. O más exactamente, se le dieron todas las convenciones sobre la "buena" y "mala" crianza. A veces mezclada, a veces con un compromiso que solo surge del amor: apoyo, acompañamiento, diálogo, esquematización, horarios, mano dura, empatía, guía profesional, psicólogos, terapias, cinturonazos, trapazos, paciencia, dedicación, escucha, libertad, normas, libros de autoayuda, actividades al aire libre, espacio personal, integración familiar, experimentación individual o en familia. Se le ofreció todo con el único objetivo de hacerlo sentir apoyado y amado. Se le preguntó y escuchó sobre todas sus inquietudes, desde niño hasta cuando ya era mayor y plenamente consciente de todas sus decisiones. Nunca se le retiró el apoyo directo o parcial, porque simplemente no podían hacerlo sus padres. Era su primogénito, primera y última razón para seguir adelante.  Algunas veces intentaron renunciar a él. Guardaron la distancia, fingiero...