jueves, 10 de julio de 2014

El liberalismo

Llevo poco tiempo, unos meses apenas intrigado y con muchas preguntas sobre el liberalismo, una corriente político-económica que se basa en el libertad económica, principalmente. No sé cómo es que llegué a estas ideas, pero me siento entusiasmado por la forma de interpretar el mundo que tienen los liberales. Desde luego hay cosas en las que estoy en completo desacuerdo, pero saber que hay individuos con la aspiración de una sociedad equitativa a través de la libertad eso es algo valioso. La mayoría de corrientes políticas me han decepcionado, no sólo porque son reduccionistas, si no porque hay poca sustancia para mí en sus postulados. Todos persiguen la justicia, el bienestar, pero todo se traduce en falsas promesas, en discursos vacios, en política pragmática sin dirección salvo la inercia que dirige los votos. 

El libertarismo, me parece es tan cínico que predica con el ejemplo. No promete más cosas si no la libertad absoluta que se hace vigente en la crítica, la burla y las risas que lanzan a los demás. No te dicen que tendrás un futuro mejor porque sólo te dicen que eres libre de hacer lo que quieras con tu maldito porvenir. Eso para mí ya es lo suficientemente honesto y que vale la pena. Privilegian el potencial personal por encima del esfuerzo colectivo. Raro, porque el colectivismo trae los mejore resultados, pero hoy en día en México está viciada esta idea; se cree sólo en líderes aún dentro de una colectividad. El libertarismo es un buen comienzo, creo, para avanzar al trabajo grupal, porque pone énfasis en el potencial de cada persona. Creo que esa es la razón por la que no salen bien los trabajos en equipo, cada uno no tiene la confianza de su propio potencial y de los demás. 

En el asunto económico creo que es brillante su idea. Algo que me terminó por convencer son los pocos juicios morales que se hacen hacia la economía; el liberalismo establece que a lo largo de toda la humanidad siempre se han intercambiado bienes y servicios con fines de lucro. Esa descripción, aunque simple, me parece que da al clavo en un contexto como el de México. Hoy en día observo una tendencia contraria a tal actividad humana, como si el sacar ventaja fuera una condición necesaria para llamarse "malvado" "despiadado" rapaz" o algo así. ¿Por qué le tenemos tanto miedo a la competencia? ¿Por qué deseamos que todo venga con facilidad y sea un derecho "universal"? Probablemente es lo ideal, pero ese camino nos lleva a que se diluya la calidad de las actividades y resultados. Aún en los países más desarrollados todo cuesta, no importa si es universal, se premia el esfuerzo, la dedicación y el talento. Aún cuando existan educación de primer nivel, sólo podrás acceder a ella si cumples los requisitos. Al contrario, en México esperamos que todos tengan lo mismo, lo cual es una ridiculez. 

Esta tendencia se refleja en el panorama general. La política y el gobierno no fomenta la competencia de ninguna manera. Se esfuerzan por mantener un control estricto sobre la población, que crezcan las facultades para mantener a raya a las personas. Y no me refiero al discurso tradicional del gobierno como depredador de los ciudadanos, si no a las sutilizas con las que ha convencido a muchas personas. Nos han hecho creer que vale más la vigilancia y el control sobre la población, a fin de evitar los efectos de la delincuencia, que perseguir la libertad porque es el último y más valioso derechos que tiene una persona. No vale para nada la libertad si a cucharadas gigantes te la acabas pidiendo más y más control.

Las mayoría de la población podría quejarse de cada una de las reformas "estructurales" que se están llevando a cabo, pero sólo es el resultado de un proceso histórico en el que la ciudadanía pide más gobierno. Porque hemos perdido la confianza en nosotros mismos como personas que pueden resolver problemas. Se quieren más programas para mejorar la ecología, pero nosotros podemos modificarla desde ya.  Se quiere que haya más empleo, pero al mismo tiempo están en contra de la privatización. Entiendo que todo cause desconfianza y cada reforma sólo parezca una especie de regalo a un compadre político, pero siendo realistas es algo tardará mucho en cambiar. Lo que no puede tardar es la colaboración de cada persona en los distintos proyectos que hay por todo el país.

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