1. Cuando estoy triste o enojado no disfruta nada mejor que escuchar un poco de música. Entra por los oídos y se extiende por todo mi pecho, me reconforta. También los abrazos, pero es más fácil presionar "play", además tienen diferentes duraciones, según me plazca.
2. La soledad es como uno de mis grandes alimentos, me mantengo callado y no tengo que explicar ni justificar nada ante nadie. La soledad me ha permitido conocer lo que realmente me gusta, en este estado he hallado mis aficiones. Nunca me ha da miedo estar solo, me da más miedo disfrutar una compañía.
3. Cuando estoy escribiendo una historia - ficción - sólo quisiera hacer eso toda mi vida. No me interesa otra cosa que inventarme personas, situaciones; me calma el ánimo, ayuda a desaguar todo lo que me ahoga, por ahí se maximiza mi felicidad. En cada párrafo dejó un poco de mí, qué me gustaría ser, qué no me gustaría ser, cómo quisiera que fueran los demás. Después me doy cuenta que cada párrafo no es lo suficientemente bueno o valioso como para dedicarme a ese de por vida. Apago mi blog y regreso a la normalidad.
4. Siempre he deseado una vida simple, una que resuma todo lo anterior. A veces percibo en mí el espíritu de una piedra, si es que esa cosa existe. No soy un sujeto inerte, pero aprecio la quietud tanto como el entorno inmediato, no requiero de ultramar ni caminar por el mundo. Claro que deseo experiencias nuevas, pero tengo la certeza que nunca podré terminar de conocer ni siquiera lo que hay a diez metros de mí.
5. Quisiera, como tantos otros, que el viaje en el tiempo fuera posible. Conocer a Rachmaninov, Nina Simone, Shakespeare, Marx, Pitágoras....
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