Ir al contenido principal

Lluvia

Lluvia, así se llamaba una compañera de clase, irónicamente no tenía nada de límpida ni clara, creo que era turbia y bastante nebulosa. A nadie le permitía acercarse, con muecas repelía cualquier intento, por eso algunos decían al respecto en hipérbole y mofa "Lluvia Marina... Huracán Ramírez". Era fuerte e introvertida, eso la hacía enigmática para mi. Me interesé pronto en todas las respuestas que podría dar si algún día rompiera con sus votos de silencio, sabía que había grandes cosas en ella, sólo hacía falta ganarme su confianza. Intenté un poco de todo, le cedía mi lugar para que ocupara el pupitre más cómodo y limpio, le obsequiaba dulces y café, recogía los objetos que tiraba por accidente, intenté hablar con ella de la manera más cordial (sonrienteimpersonalluegoadustoáspero) hasta que al final opté por ganarme su atención a través de la indeferencia con la intención de formar un lazo en común, dejé de hablar y mirarla por un mes, quise emular un ser retraído, pero nada de eso sirvió. Permanecía en esa postura obtusa, irremediablemente estoica. A la par de mi decepción el cariño que sentía por ella creció, también la distancia se alargaba entre nosotros, su silencio era para mi una maniobra evasiva, ella ganó al fin. No tenía más voluntad para gastar. Estaba siendo devorado por una energía muda. No pude hacer nada, lo único que más o menos me calmaba era salir a caminar bajo la lluvia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comida de recuerdo

Y ahora que estoy un poco más lejos, de tiempo y lugar, cómo extraño comer con mi madre. A veces solo extraño la comida, a veces el silencio y a veces la compañía. A veces extraño las tres: una comida deliciosa, una plática larga sobre cualquier tema o un enorme silencio que tranquiliza y ayuda a sopesar mejor las ideas. Mi madre nunca fue una gran conversadora, en el sentido de abrir la charla, profundizarla, narrar grandes historias o acompañar la sopa con hazañas imborrables. A veces solo nos mirábamos, y ella tan silenciosa como yo. Solo el sonido de las cucharas chocando la porcelana y el gorgoteo de la jarra sirviendo agua de fruta. Las burbujas del agua hirviendo para el café o el té de manzanilla. Y también el canto de los pajaritos que nos espiaban desde la ventana, como queriendo escuchar lo que decíamos. Pero no decíamos nada. Solo estábamos concentrados en saborear la comida, y tal vez en planear nuestro día. Porque, aunque mi madre no decía mucho, yo sabía que pensa...

El lugar del miedo y la ambición

Durante los últimos meses ha sucedido algo extraño en mi forma de pensar y se ha reflejado en lo que es este blog y en la idea sobre la que fue concebido. Con un poco de decepción pienso que mi impulso literario ha desaparecido. Las historias que tenía en mi cabeza y que quería redactar en este sitio, de pronto dejaron de ocupar espacio en mi cerebro. Fue un secado creativo, un drenado de literatura. Ya no leo ficción, ya no me obsesiono con personajes y formas de narrar una historia. No busco buenos reportajes, ni las plumas más destacadas en los medios de comunicación me interesa. Ignoro los mails que me mandan las editoriales y mi biblioteca apenas si ha crecido con nuevas adquisiciones de cuentos, novelas, ensayos e incluso ciencia.  Todo ha sido, poniéndolo en términos informáticos, como un formateo. Se borraron mis viejas programaciones y fueron instalados otros programas que me llenaron de nuevos conceptos y formas de ver el mundo. Y esto no es una queja, es una especie de n...

Espiral 1

 Desde la óptica de sus padres, se le dio todo. O más exactamente, se le dieron todas las convenciones sobre la "buena" y "mala" crianza. A veces mezclada, a veces con un compromiso que solo surge del amor: apoyo, acompañamiento, diálogo, esquematización, horarios, mano dura, empatía, guía profesional, psicólogos, terapias, cinturonazos, trapazos, paciencia, dedicación, escucha, libertad, normas, libros de autoayuda, actividades al aire libre, espacio personal, integración familiar, experimentación individual o en familia. Se le ofreció todo con el único objetivo de hacerlo sentir apoyado y amado. Se le preguntó y escuchó sobre todas sus inquietudes, desde niño hasta cuando ya era mayor y plenamente consciente de todas sus decisiones. Nunca se le retiró el apoyo directo o parcial, porque simplemente no podían hacerlo sus padres. Era su primogénito, primera y última razón para seguir adelante.  Algunas veces intentaron renunciar a él. Guardaron la distancia, fingiero...